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River goleó a Racing y es campeón de la Supercopa Argentina

River Plate se consagró campeón de la Supercopa Argentina al golear a Racing Club por 5 a 0 en el inaugurado estadio Único-Madre de Ciudades, de Santiago del Estero, con goles de Rafael Santos Borré, Julián Álvarez, Matías Suárez en dos oportunidades y Nicolás De la Cruz.

El encuentro comenzó parejo, con el correr de los minutos, el conjunto dirigido por el entrenador Marcelo Gallardo tomó el control de la pelota, se hizo dueño del mediocampo y se paró sobre el campo rival.

Las buenas labores de Jorge Carrascal y de Nicolás De la Cruz en el mediocampo y de Suárez y Borré en ataque, le permitió al Millonario llegar al arco cubierto por el arquero Arias, que tuvo dos buenas intervenciones.

El colombiano, máximo anotador de la era Gallardo con 48 tantos, le marcó su quinto gol a Racing, al grande que más le convirtió, seguido por los tres a Independiente, dos a Boca juniors y uno a San Lorenzo.

La Academia perdió el mediocampo, tanto al momento de intentar hacerse firme en la marca como para generar fútbol y jugadas colectivas.

El arquero riverplatense Armani tuvo dos atajadas destacadas con remates desde afuera del área, modalidad con la que el mediocampista de Racing Tomás Chancalay impactó una pelota en el palo derecho.

El equipo albiceleste, si bien no tuvo mucho dominio de la pelota, pudo ser más vertical que su rival por momentos, aunque no logró materializar en gol las buenas intenciones que tuvo por momentos.

En el segundo tiempo, los de Juan Antonio Pizzi se hicieron dueños de la pelota, obligados a revertir el resultado adverso, pero lejos del arco defendido por Armani, y River, en tanto, esperó en su campo tranquilo y las veces que decidió presionar, lastimó a un rival al que dejó sin respuestas desde lo futbolístico y anímico.

En solo cuatro minutos de diferencia, los de Gallardo sentenciaron el partido con tres goles, que mostraron la solvencia y efectividad de sus jugadores y dejaron expuesta la tibieza y la falta de confianza de los de Avellaneda.

El Millonario, lejos de relajarse por la abultada diferencia a su favor, continuó buscando el arco rival y golpeó por quinta y última vez a un Racing desarmado y sin una idea clara de juego ni de marca.